Cómo prevenir el “Mal de las Alturas”
Si estás por realizar un viaje a un destino de montaña, debes tener en cuenta que éste tipo de lugares tienen sus riesgos para tu organismo. Entre ellos, el más común es el denominado “mal de las alturas”, apunamiento o soroche, y en esta nota te contamos cómo prevenirlo. Y es que cuanto más alto […]
Si estás por realizar un viaje a un destino de montaña, debes tener en cuenta que éste tipo de lugares tienen sus riesgos para tu organismo. Entre ellos, el más común es el denominado “mal de las alturas”, apunamiento o soroche, y en esta nota te contamos cómo prevenirlo.
Y es que cuanto más alto en relación al nivel del mar se encuentre tu destino, más probable será que tu organismo tarde en adaptarse al entorno. Probablemente, experimentarás la falta de oxígeno, padecerás las bajas temperaturas y la deshidratación.
Síntomas del Mal de las Alturas
Para ayudarte a reconocer los síntomas del mal de las alturas, te contamos que ellos toman la forma de dolores de cabeza, náuseas, fatiga y hasta vómitos, y que suelen aparecer unas horas después de haber llegado al destino y mantenerse durante dos o tres días.
Cabe señalar que un viajero saludable puede mantener una oxigenación aceptable en altitudes inferiores a los 2.500 metros, sin realizar demasiados esfuerzos. Sin embargo, el problema surge a partir de los 3.000 metros, cuando la respuesta del cuerpo al déficit de oxigenación de la sangre comienza a deteriorarse.
A esa altitud, la temperatura desciende 0.7º cada 100 metros, por lo que el cuerpo humano debe realizar un esfuerzo mayor para mantenerse aclimatado y es muy probable padecer escalofríos y calambres musculares.
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Además, el aire seco de la montaña, la falta de agua y la sudoración por cansancio físico, pueden deshidratar tu cuerpo y fatigarlo, llegando a producir las dos formas más graves del mal de las alturas, que son el edema pulmonar y cerebral.
Por eso, ante el mínimo síntoma de padecer el mal, lo que debes hacer es descender a zonas más bajas. En todo caso, y para evitar esta patología, es fundamental tener un plan de viaje bien diseñado y una buena preparación física previa. Tampoco está demás consultar con un médico antes de partir.
Algunos consejos para prevenir el mal de altura
Según la Organización Mundial de la Salud, todo turista debería permanecer dos o tres noches a una altura de 2500 o 3000 metros para que su cuerpo se adapte al medio. Además, evitar las comidas abundantes, bebidas alcohólicas y los excesos físicos.
Para aquellos turistas que padecen enfermedades cardíacas, pulmonares o anemia, es imprescindible la consulta a un especialista para determinar si están en condiciones de emprender un viaje a destinos de altura.
Por último, para los viajeros que sobrepasen los 3.000 metros de altitud, hay una infusión denominada “té de coca” que es comúnmente ofrecida por los guías y guardaparques por sus propiedades analgésicas, bradicardizante y moderadora de la respiración, por lo que mejora la sensación de fatiga.
De todos modos, para ellos se recomienda interrumpir la travesía cada 2 horas o 150 kilómetros para moverse o realizar ejercicios durante 20 minutos. Ante la presencia de síntomas de fatiga, dormir unos minutos. Además, consumir alimentos energéticos que no favorezcan el sueño, beber abundante agua, y no ponerse metas de tiempo o de velocidad.