El castillo de Chenonceau está construido sobre un río
Respecto de su construcción, vale aclarar que, al inicio, solo se levantó la torre que hoy corresponde a la entrada, por iniciativa de Katherine Briçonnet, esposa del secretario de finanzas del rey Francisco I. Años después, Diana de Poitiers, amante de Enrique II, recibió el castillo como regalo y emprendió las obras de la arcada […]
Respecto de su construcción, vale aclarar que, al inicio, solo se levantó la torre que hoy corresponde a la entrada, por iniciativa de Katherine Briçonnet, esposa del secretario de finanzas del rey Francisco I.
Años después, Diana de Poitiers, amante de Enrique II, recibió el castillo como regalo y emprendió las obras de la arcada que atraviesa el río Cher. Su intención era comunicarlo con los jardines que proyectaba en la ribera de enfrente.
A la muerte de Enrique II, Catalina de Médicis, su esposa, reclamó la propiedad del castillo, y ordenó construir las dos galerías que hoy conforman el salón principal y las habitaciones. Incluso, en una de ellas se refugió otra de las propietarias del recinto: Louise de Lorraine lloró la muerte de su marido, Enrique III, en la habitación que aún hoy respeta el luto, ya que se encuentra pintada de riguroso negro.
También vale subrayar que, en este castillo signado por las mujeres y el amor, Louise Dupin organizó grandes fiestas, recibió a los grandes filósofos e intelectuales del momento y protegió el castillo de los revolucionarios franceses en el siglo XVIII.
Pero no solo las mujeres condicionaron la historia de este magnífico castillo. Diferentes hechos históricos contribuyeron a su renombre, por ejemplo, que sirvió de frontera entre los territorios ocupados por la Alemania nazi y los franceses, que luchaban contra ella durante la Segunda Guerra Mundial.
Toda su historia se ve reflejada en el interior, gracias al mobiliario y otras obras de arte que se conservan. La decoración floral es otro de los grandes atractivos de los interiores de este magnífico castillo.