Los mejores miradores de España
Desde la altura todo puede apreciarse mejor. Los miradores de España seleccionados en este ránking ofrecen una mirada única que permite apreciar en todo su esplendor la calidad de excelentes panorámicas.
Torre de Collserola
Se encuentra en la montaña de Tibidabo , coronando Barcelona, y ofrece la mejor vista panorámica de la ciudad. Esta además un icono en la ciudad. El estudio de arquitectura Norman Foster la construyó en el año 1991 para facilitar las comunicaciones durante los Juegos Olímpicos de Barcelona. (imagen: Manu González)
El mirador del Fito
Con más de 80 años de antigüedad, el Mirador del Fito es el mejor medio para ver cómo el horizonte se hunde en el mar Cantábrico de Asturias. Se encuentra ubicado en Arriondas, un pequeño pueblo de la parte oriental de Asturias. El espectacular paisaje que ofrece, donde las montañas se funden con el mar, hace de este mirador uno de los puntos más visitados de la región.
Mirador del Río, en Lanzarote
Este mirador ofrece una vista única de La Graciosa y todo el archipiélago Chinijo. Es único por su apariencia, ya que el artista César Manrique, encargado de diseñarlo, creó un punto para observar el paisaje que se fusiona con la naturaleza y el contexto. El resultado fue esta obra de arte natural que es uno de los puntos turísticos más emblemáticos de Lanzarote, en las islas Canarias. (imagen: Ian Lloyd)
Mirador de San Nicolás, en Granada
Este mirador es uno de los sitios más visitados por los turistas que llegan a conocer las bellezas de Granada. Desde este punto se pueden observar el barrio del Albaicín y la Alhambra. El mirador de San Nicolás ofrece todas las tardes una de las puestas de sol más espectaculares de España. (imagen: Francisco Martins)
Mirador del Puente Nuevo de Ronda
Arquitectura antigua y belleza natural se conjugan en este mirador que, además, es una famosa postal de España. Se trata de un arco de piedra que sobrevuela las dos mitades en las que el río Guadalevín divide a la ciudad de Ronda. (imagen: James Gordon)
La imagen que ilustra la portada de este artículo pertenece a R. Fernández.